Me voy a operar de la vista pero
me han dicho que “es una operación muy fácil, rápida y sencilla, sin ninguna complicación; me han garantizado
que todo va a salir bien y que no hay ningún riesgo”
Esta es una frase que con no poca
frecuencia oímos a los pacientes cuando nos piden opinión y ante esto surgen
múltiples interrogantes que deberíamos hacernos antes de confiar nuestra salud
en la persona que nos lo ha dicho.
Así, yo me pregunto si la
operación es tan fácil y sencilla, porqué es necesario realizar una carrera de
6 años y una especialización de 4 años en oftalmología para estar capacitado
para hacerla; una técnica que requiere 10 años para que una persona esté
autorizado a realizarla no creo que sea tan sencilla, o desde luego el estado
está desperdiciando grandes recursos en la formación de profesionales cuando
con menor formación podría tener personas capacitadas para esas “sencillas
intervenciones”.
Por otro lado si me han dicho que
no hay ninguna complicación, porque me ponen a firmar un papel, el conocido
consentimiento informado que obliga la ley, donde dice que sí que pueden
existir complicaciones y algunas de ellas no son precisamente livianas, pues en
el caso de que sea necesaria una anestesia uno de los posibles riesgos es el
fallecimiento, pero desde luego parece que no debe ser un riesgo importante,
pues mi especialista me ha garantizado que no hay complicaciones. Entonces por
favor, no me ponga delante un documento donde me dicen que sí que puede haberlas,
seamos coherentes.
Si además me garantizan que todo
va a salir bien, porque en ese documento en ocasiones según el tipo de la intervención puede poner que
puede requerir de nuevas intervenciones o de tratamientos adicionales para las posibles
complicaciones, esas mismas que me garantizan que no existen.
Y por último la rapidez, es un
aspecto importante, cuanto más rápido seamos en una intervención parece que
asumimos que la intervención se ha
realizado mejor. Pues eso bajo siempre mi personal opinión de más de 25 años
como cirujano oftalmólogo especializado en estrabismos y oftalmología
pediátrica me hace reír. Un trabajo bien hecho no es el que dura menos, es el
que se hace con la tranquilidad y la minuciosidad requerida independientemente
del tiempo que lleve y no precisamente el más rápido. Hay una frase que acuñé
hace muchos años que suelo repetir a mis pacientes; “cinco minutos de menos en
el quirófano en ocasiones son muchas horas de más en la consulta”; es decir, el
ir rápido en un quirófano por un problema de tiempo puede conllevar tener que
solucionar posteriormente en consulta lo que no quedó debidamente corregido en
el quirófano, lo cual lleva muchísimo más tiempo.
Yo suelo decir a mis pacientes
que siempre conozco con exactitud la hora exacta de inicio de una intervención
y puedo calcular el tiempo aproximado de su duración en circunstancias
normales, pero si surgen complicaciones pequeñas o grandes, necesitaremos el
tiempo necesario hasta que todo se haya solucionado y nos encontremos satisfechos
de nuestro resultado. Las operaciones se acaban cuando terminan y por
anacrónico que parezca es una gran verdad con un gran significado; las prisas
son muy malas compañeras de viaje y en un quirófano pueden ser muy peligrosas.
Las intervenciones quirúrgicas
son intervenciones quirúrgicas y nunca debemos quitarles su valor. Cuando un
paciente me dice que le han garantizado una operación, sin duda le animo a que
se opere en el centro o con la persona que se lo ha garantizado, pero eso sí,
que preste mucha atención a no firmar documentos donde no pongan esas
garantías, lo cual según dice la ley es imposible, pues los consentimientos
informados están precisamente para evitar estas falsas explicaciones y asumir
que el paciente ha sido informado de la realidad de la intervención.
Por lo tanto, si la ley obliga a
una información detallada de un proceso y por el contrario nos dan una
información errónea, ¿quién está engañándonos?. Cuando un electrodoméstico nos
dicen que tiene una garantía, esa garantía va validada por un documento adjunto
firmado y sellado por la empresa que nos garantiza ese equipo por unos
determinados años. Por el contrario en los consentimientos informados que hay
que firmar y lo que es más importante leer detenidamente, nos explican los posibles
riesgos a los que estamos expuestos, que no son más que las complicaciones que
pueden surgir de forma general en ese tipo de intervención, pero que ningún
cirujano ni ningún paciente está exento de ellas.
En conclusión, cuando vayamos a
requerir una intervención quirúrgica, debemos buscar al profesional que nos
asegure que hará todo lo posible para que la operación salga exitosamente y que
nos asegure que si surgen complicaciones hará todo lo posible para intentar
resolverlas, pero desde luego no caigamos en manos de falsos comercialismos o
publicidades donde nos “garanticen” de palabra lo contrario a lo que nos hacen
firmar en el consentimiento informado.
A una operación siempre hay que
enfrentarse con la responsabilidad de su importancia, sin quitarle relevancia y
confiando en la experiencia, ética y profesionalidad de nuestro especialista,
pero desde mi opinión personal fruto de mi ya larga experiencia, huyamos de
aquellos falsos sensacionalismos y de promesas infundadas fruto de un afán
digamos que bondadoso o tranquilizador, pero no exento de cierto comercialismo.
Fdo.
Dr. Carlos Laria Ochaita.
Especialista
en Oftalmología Pediátrica y Estrabismos.
www.drcarloslaria.es